La autorrealización es crecimiento intrínseco de lo que ya está dentro del organismo o, para ser más precisos, de lo que el organismo es él mismo – Abraham Maslow
Para quienes no la conozcáis, la pirámide de Maslow describe las necesidades que motivan el comportamiento humano en forma de pirámide, con las necesidades más básicas (fisiológicas, de seguridad y pertenencia) en la base de la pirámide, y las más complejas (estima y autorrealización) en su cima.
Cuando miro detenidamente la pirámide de Maslow, caigo en la cuenta de que las sociedades post-modernas son «manufactureras» de necesidades ficticias para mantenernos ocupados cubriendo las necesidades de los primeros niveles, enredados en un carrusel de carencias generadas por un consumismo exacerbado, falsas libertades, la degradación de las relaciones sociales y el narcisismo colectivo. Hoy en día vivimos demasiado agotados y confusos para afrontar el último nivel de la pirámide, nuestra propia autorrealización.
Esta post-modernidad carece de una verdadera motivación de crecimiento interior. Nuestra deriva interna es el resultado fatal de nuestra civilización, por mucho que intentemos maquillar o disimular el daño. Pudiendo estar mejor, hemos encallado el barco. Sobra Prozac y falta lo importante.
Pero, paradójicamente, la humanidad no va a la deriva.
Vamos hacia nuestra salvación por evolución divina que no se detiene. Ninguna religión, filosofía, estilo de vida, avance tecnológico o científico nos salvará. Por descontado, ninguna guerra o cambio dramático mejorará nada nunca ¿Cómo saldremos de esta?
Por el impulso innato a buscar la verdad en esta realidad ficticia, a perseguir la perfección y anhelar la eternidad que mueven a la humanidad. Porque la verdad, la perfección y la eternidad son nuestro verdadero hogar.
Aunque todo parezca ir mal, en realidad siempre va bien. La vida es evolutiva, un viaje divino desde su estado potencial o Nada, hacia su estado materializado o Todo. La vida no va hacia el caos, sino que vuelve a dios. Es la inhalación, tras exhalar. Es la ola que retorna al mar, tras tocar la orilla. Es la contracción del corazón, tras dilatarse en su latido.
Por pulsión divina, la evolución del mundo es una revolución espiritual evolutiva.
En realidad, la ignorancia humana es inconsciencia divina, que en el acto evolutivo de su manifestación, a través del viaje emprendido desde Sí misma hasta Sí misma, con el objetivo de reconocerse plenamente en la completa materialización de su inconsciente (una piedra), pasando por la consciencia de ser (animales y humanos), hasta la consciencia humana de Sí ( la humanidad divina). Pero la ignorancia humana no podrá gobernar el mundo por mucho más tiempo. La revolución no será política, ni social, ni religiosa, sino que será la conciencia divina revelándose y haciéndose consciente en este mundo, algo que comenzó prácticamente al inicio de los tiempos.
La conciencia se liberará del yugo de la inconsciencia de sí misma en el mundo, por propia Voluntad Evolutiva, tras haberse mantenido identificada con sus múltiples formas de vida, fragmentada de sí dentro de su mundo onírico, perdida en su experiencia vital amnésica y sufriente
Lo hará iluminando el mundo. El mundo pasará a ser divino.
Pues la verdadera transformación surge en el ser humano al saberse divino y lo cambia todo. Se ilumina la falsa ilusión de que existe el tú y yo. Acontece una auténtica revolución. El reencuentro con la naturaleza divina relegada tras nuestro velo, voluntariamente ignorada.
Al reencontrarnos con nuestra verdadera naturaleza divina, también hay un reencuentro con cuanto nos rodea, redescubriendo la vida y su sentido. Es la verdadera espiritualidad. Une, no separa. Es sabiduría que encuentra la semejanza en la aparente discrepancia. Suma, no resta. Es lo que incluye, no excluye. Es lo que abraza, no niega. La verdadera aceptación. La auténtica liberación.
La verdadera espiritualidad surge de lo divino en lo humano. La evolución de la naturaleza humana hacia su autorrealización surge de la verdadera espiritualidad.
El humano divino es la revolución de la consciencia divina hacia su Autorrealización, su siguiente paso evolutivo, la cacareada ascensión de la humanidad, el descenso de la presencia divina, la verticalidad entre cielo y tierra. Da igual. Supone la sanación de este mundo.
La Vida es Maravillosa.