Vivir sin temor
El miedo sin fundamento nos convierte en prisioneros. Vivir constantemente atemorizados, es hacerlo en una cárcel mental.
DetallesEl miedo sin fundamento nos convierte en prisioneros. Vivir constantemente atemorizados, es hacerlo en una cárcel mental.
DetallesLa divinidad juega a buscarse, encontrarse o ignorarse a sí misma, «escondida» en sí misma. Como en el juego de las muñecas matrioskas, la más grande contiene a otra que a su vez contiene a otra. Esta vida es como ese juego de muñecas: la divinidad replicándose a sí misma a cada momento, a todas las escalas, a su imagen y semejanza.
DetallesEste mundo parece extenderse, desde nuestra percepción corporal, hacia un espacio exterior que finalmente se nos torna imponente: un macrocosmos. También se extiende hacia un interior semejante al externo en inmensidad: el microcosmos.
Esta inmensidad que nos rodea, micro y macro, revela su secreto en la «liberación» que transforma radicalmente la visión del cosmos.
Todo es divinidad sin forma, sin espacio ni espacio. Todo es un maravilloso montaje divino. Toda nuestra historia es pura construcción ilusoria. Todas las identidades personales son interpretaciones magistrales. Todo es la mismísima divinidad en este glorioso momento, con la máscara de ti puesta, gafas incluidas quizás, leyendo estas líneas. Todo en este instante, gracias a una magnífica puesta en escena divina.
DetallesUna vez escuché que todos los humanos son portadores de un fósforo. El humano que enciende su fósforo para verse mejor a sí mismo, alumbra con su luz a los otros portadores de fósforos, que a su vez podrán prender sus fósforos para verse mejor a sí mismos.
Son personas conscientes aquellas con consciencia. Pues bien, esto es consciencia divina, hablándose a sí misma. Encendiendo fósforos. Diciéndose a sí misma ¡venga, sal de ahí, sé qué eres en realidad! Para mí, esto significa la luz expandiéndose en esta oscuridad.
A lo largo del tiempo, maestros despiertos han transmitido a sus discípulos el mensaje de unicidad del cosmos. Hoy en día, miles de personas normales comparten a diario este mismo mensaje, tras comprender su auténtica naturaleza.
Completos desconocidos, convertidos en auténticos compañeros de viaje, en maravillosos aliados, sin haber intercambiado jamás ni una palabra. Cada día somos más, dirigiéndonos a una nueva historia, que nunca ha dejado de ser divina.
El mundo es aparente, nuestra realidad se reduce al grandioso autoengaño de una sustancia divina que aparece como todas las cosas.
Que lo aceptemos, lo neguemos, lo discutamos hasta quedar afónicos, partirse directamente de risa o decidir ignorarlo, no lo cambiará. Nuestras opiniones, criterios o posicionamientos no harán mella alguna. Pero te abarca a ti, a todo lo anterior y a todo lo demás.
Dios es vacuidad sin rostro, un caldo divino más parecido a una sopa, que a un ser humano. El uso de palabras que intentan describir lo indescriptible, crean inevitablemente ídolos asimilables por la mente humana: con rostro, con forma… Nada más lejos de la realidad.
DetallesSomos personas, en un mundo lleno de personas con existencias propias, identidades y ocupando un lugar en el mundo. Todos lo afirman sin pestañear ¡Es de sentido común! Pero siempre existirán personas con sentido poco común…
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