La Consciencia cósmica es fundamental y universal. Sabe que es, contiene todo en un abrazo sin origen ni fin, siendo simultáneamente todos los espacios, todos los tiempos, todos los seres y todas las cosas.
La Voluntad divina no sólo es y observa, sino que también crea y actúa. Ella ostenta el verdadero libre albedrío, la auténtica libertad creadora de esta realidad.