El término emana del latín y equivale a «cualidad relativa al espíritu». Su concepto se vincula a las entidades incorpóreas. En la filosofía, se asocia a la búsqueda del sentido de la vida. En psicología, denota el ámbito de la vida interior de la persona. En las tradiciones y religiones, refiere el vínculo entre lo humano y lo divino.